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Redactado por:

Molleda Romaní, Jose Luis

La vejación animal que más polémica ha causado es la corrida de toros. En el Perú, esta tradición incrementó su número de espectáculos con el transcurso de los años y, con ello, la muerte de miles de astados. Por eso, decidimos buscar una solución para este maltrato. Al analizar diversas propuestas, encontramos que, en la Comunidad de Illes Balears (España), se regularizó la lidia; es decir, para organizar estos eventos, se deben cumplir nuevos requisitos. Una modificación es que los toros no serán asesinados al final de la corrida. Además, quedará prohibido el uso de banderillas, rejones, puyas  y espadas u otros instrumentos que lastimen al animal. Esta implementación parece adecuada, pero no es conveniente para el país, a causa de que fracasaría con el tiempo y generará muchos perjuicios económicos a diferentes familias.

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La primera razón es que la implementación no perdurará con el transcurso de los años. En la revista Derecho Animal, el especialista Francisco Capacete explica que la iniciativa está condenada al fracaso. Esto se debe a que los taurinos creen que la muerte del toro es esencial y representa una  característica fundamental de la tauromaquia; entonces, buscarán derogar la medida. El tiempo le dio la razón, porque a los pocos meses de ser aprobada, se desestimó la regulación en una instancia superior. A pesar de que, en Illes Balears, la organización de las lidias son ínfimas. En el caso de ser aplicada en el Perú, tendría una mayor oposición, ya que se celebran 700 corridas al año, con 3 millones de asistentes, según el Diario El Comercio.  Además, en el país, tenemos antecedentes, cuando se quiso prohibir la lidia en la Ley de Protección y Bienestar Animal, tuvo que ser exceptuada, debido a que algunos parlamentarios no iban a aprobar la Ley si se incluía a esta festividad. También, hubo una gran cantidad de taurinos que protestaron, sumado con el apoyo de varios intelectuales, como el escritor Mario Vargas Llosa, quienes aportaron indirectamente para que la prohibición no prospere.

La segunda razón es que la tauromaquia aporta una gran cantidad de ingresos al país y los peruanos viven de este negocio, por lo que incluir estas restricciones generará graves problemas económicos. En un artículo del Diario El Comercio, el taurino Pablo Gómez Debarbieri nos detalla que las corridas aportan 326 millones de soles al Estado peruano. Este monto se debe a varios motivos, como gastos en comida, refrescos, hospedaje y transporte, los cuales son sustentos económicos de diversas familias desde años pasados. Aplicar esta regulación también reducirá el trabajo; por consiguiente, habrá menor disponibilidad de dinero, a la vez menor consumo, como consecuencia de que la movilización y el turismo por parte de los taurinos, tienen un impacto de 198 millones de soles anuales en el PBI, según el INEI.

Podemos concluir que esta medida no es la más pertinente para evitar esta vejación, y que los proyectos de ley presentados anteriormente como alternativa en el Perú, tampoco lo han sido, porque son soluciones a corto plazo que buscan resolver un problema que tiene mucho arraigo en la cultura peruana.  Por ello, se debe plantear, como en otros países, un proyecto a futuro que reduzca el número de corridas,  que incentive a las ciudadanos a dedicarse a otros negocios  y que fomente una cultura que rechacé el maltrato animal.

REGULACIÓN DE LAS CORRIDAS DE TORO
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